Prestar atención a nuestra respiración mientras inhalamos y exhalamos es extremadamente beneficioso para nuestra mente y cuerpo. La respiración afecta directamente nuestra mente. Le ayuda a desintoxicarse del stress, de pensamientos y emociones negativas e incluso de remordimientos.
En el instante que le prestamos atención a nuestra respiración, nos ubicamos en el presente y esto ayuda a despejar nuestro estado mental.
Nuestros pensamientos, usualmente, están en el pasado o en el futuro. Con los del pasado, sufrimos. Rara vez nos sentamos a rememorar todos los momentos maravillosos que hemos vivido. Por el contrario, estamos más enfocados en la molestia de ayer, en la noticia terrible de esta mañana, en lo que no nos salió bien, ¿o no? Y si estamos enfocados en el futuro, estamos montándonos en expectativas y fantasías que nos llenan de ansiedad porque al fin de cuentas, no sabemos bien cómo enfocar nuestra mente para lograrlas. Nos llenamos de incertidumbre y terminamos preocupados e inquietos.
En cualquiera de los dos casos, tanto para resolver las emociones del pasado como para organizar el futuro, necesitamos estar en el presente. Ahí está el control de mando de nuestras vidas.
La manera más fácil del lograr estar en el presente es a través de la respiración. Es por esto que con la práctica de la meditación –desarrollar interés y aprecio por nuestra respiración-, estamos mostrando un interés por nosotros mismos, nuestro bienestar, y la energía vital de nuestro cuerpo. No es tan difícil como pensamos
¡Meditando, respirando conscientemente, desarrollamos la habilidad de prestarle atención a nuestro estado interior y lo que hacemos. Nos hacemos más conscientes a la vida, le prestamos mayor atención y la apreciamos más. Nos conecta con nuestro interior y así es como logramos conectarnos con los demás.